Estas croquetas de morcilla son el fruto de mi último «experimento» culinario 😉 las había hecho de bacalao, de queso, de gambas, de jamón, de merluza, las clásicas de pollo…. en fin de casi todo.
Comprando como compro unas morcillas de Serón ( PEÑA CRUZ) que son lo más parecido a las morcillas que se hacían hace 50 años y eso hoy día se agradece, hay embutidos que no tienen gusto a nada o lo que es peor, todos tienen el mismo gusto 🙂 .-) pues bien, dicho esto… pensé que en croquetas debían resultar aún más ricas, por que la bechamel las haría más suaves, que la morcilla está muy rica pero no es precisamente un alimento ligero 😉
Así que me puse manos a la obra, esta receta es la básica para cualquier tipo de croqueta.
1 cebolla, leche, harina, aceite de oliva, mantequilla, sal y el producto con el que las queráis hacer.
Lo primero que haremos será desmenuzar la morcilla ( con una morcilla salen unas 10 croquetas)
En una cacerola ponemos un poco de aceite ( un vaso) y añadimos 1 cebolla grande bien picada, salamos y dejamos que se poche a fuego medio,cuando la tenemos así , pochadita, añadimos la morcilla y un poco de mantequilla (50g) incorporamos 3 o 4 cucharadas soperas de harina de trigo y removemos hasta que quede tostada ( si echáramos la leche sin hacer esto nos quedaría el gusto de la harina cruda en las croquetas) una vez tostada podemos ir añadiendo la leche, yo lo hago a ojo, le voy echando hasta que veo que la masa no me pide más ( se nota fácilmente no os preocupéis). Probar y rectificar de sal si fuera preciso.
Una vez vemos que la masa se nos despega de la sartén la retiramos y la colocamos en una fuente para que se enfríe la masa, una vez templada la guardamos en la nevera ( así luego se trabaja mejor) . Transcurridas unas horas la sacamos de la nevera y sobre una superficie muy limpia y con las manos igual de limpias la amasamos y vamos haciendo bolitas con ella ( le podéis dar la forma de croqueta también) las pasamos por harina, huevo y pan rallado.
Nuestras croquetas de morcilla se pueden hacer al momento en abundante aceite caliente o bien congelarlas para cualquier ocasión , pensad que estas cantidades se pueden doblar o triplicar y así hacer acopio para esos imprevistos en los que te vienen amigos y no sabes que ponerles para acompañar una cerveza, la ventaja que tienen es que en una freidora se hacen en 10 minutos aún estando congeladas. Así que ánimo y manos a la obra, digo, a la masa 😉